Ya principió un nuevo año,
y vamos por el dos mil doce,
dejad que ría y que goce
“ripieando” igual que antaño,
dejad que mi alma reboce,
que se alegre y alboroce
con la rima sin empaño.
Aunque yo más gozaría
comprando en la joyería
una alhaja de rubí y oro
que allí he visto el otro día.
Ave maría ¿Cuándo será mía?
es que…cuando me enamoro
doy toda mi vida y más todavía,
y enamoréme de la pedrería.
Además la “felicitá” “felicitá”
es un viaje lejano mano con mano,
y un anillo en ella, ay, qué galano,
¿Quién me lo comprará?
Algo me recordó a Albano…
y no sé si ha sido un piano
pero lo mismo me da.
¡Es que yo mi anillo quiero!
¡Porompoporompompero!
y vivo soñando, vivo anhelando,
yo busco en mi monedero
y está inhabitado, a cero,
¡Quiero saber hasta cuándo
tendré mis manos tan sosas!
Cuando yo consiga, hermosas,
prenderme de esa gran prenda
las estrellas re- envidiosas,
se extinguirán pesarosas
y no habrá quién lo comprenda.
Además, se me enamora el ego,
siiiii, se me enamora,
aquí, allende y en la Cantora,
cada vez que lo veo, no hay sosiego,
y estoy como la zarzamora
esa que alborota y llora
por los rincones, el tino ciego.
Nadie sabe… nadie sabe,
pero todos lo quieren saber,
si el anillo lo voy a obtener
y si es anchoooo y me cabe
o no me lo podreeé poner.
Ay, pena, penita, penaaa, pena,
pena, pena y sinrazón,
que el anillo es mi ilusión
mas sin la cartera llena
no compro ni un cagajón.
Adiós con el corazoooón
que con el alma no puedo
me voy, pero no me quedo,
ya terminé mi canción.
Chin Pom.
…
